Armas de los Reyes Católicos y de Francia
Diseños de Heralder y Sodacan
El 11 de noviembre del año 1500 se firmaba en la ciudad de Granada un tratado entre las coronas de Aragón y Francia para resolver el contencioso que ambas mantenían sobre el dominio del Reino de Nápoles.
En 1499, el recién coronado rey de Francia Luis XII, alegando sus derechos sobre el Ducado de Milán como nieto de la princesa milanesa Valentina Visconti, y sobre el reino de Nápoles como descendiente de los Anjou, dio comienzo a la Guerra Italiana (1499-1501), enviando hacia la península italiana un poderoso ejército que, en abril de 1500, consiguió ocupar Milán, deponiendo y apresando al duque Ludovico Sforza y a su hermano Ascanio Sforza.
Con la intención de tomar también Nápoles, buscó una alianza con la única potencia militar en la zona capaz de hacer frente a su ejército: la Corona de Aragón, bajo el reinado de Fernando el Católico, planteando la posibilidad de dividir Nápoles entre ambos. La idea no era nueva: ya en 1497 Carlos VIII de Francia había hecho a Fernando la misma proposición en el transcurso de la Primera Guerra de Nápoles, aunque en aquella ocasión no se había llegado a un acuerdo.
Fernando el Católico
Federico I de Nápoles con el ejército y la hacienda maltrechos tras la primera contienda napolitana, entró en tratos con Luis XII, ofreciéndose a pagarle una contribución anual a cambio de la independencia de su reino y a permitir el paso de las tropas francesas hacia Sicilia (en poder de Aragón), y al mismo tiempo pidió ayuda a su pariente Fernando el Católico de Aragón para hacer frente al francés. Éste, sabedor del doble trato del napolitano y considerando que una guerra contra Francia resultaría larga y costosa, y que los derechos al trono de Nápoles recaían antes sobre él mismo que sobre Federico, se alineó con Luis XII, más dispuesto a quedarse con una parte del reino que a perderlo todo.
Luis XII de Francia
El tratado, justificado por la necesidad de hacer frente a la amenaza de los turcos que asolaban el Mediterráneo, fue firmado el 10 de octubre de 1500 en el Castillo de Chambord, y ratificado por los Reyes Católicos el 11 de noviembre del mismo año en Granada. El acuerdo recogía las condiciones siguientes:
- Luis XII renunciaba a sus reclamaciones sobre Cerdaña y el Rosellón. Fernando de Aragón renunciaba al condado de Montpellier.
- Ambos ejércitos participarían simultánea, aunque no conjuntamente, en la conquista militar del Reino de Nápoles: las tropas francesas llegarían desde el norte, y las aragonesas por el sur.
- Una vez conquistado Nápoles, el reino sería dividido entre ambos firmantes en dos partes iguales: Fernando se quedaría con las provincias del sur (Apulia y Calabria) con el título de ducados, mientras Luis mantendría la posesión sobre la zona central de la península italiana (las provincias de Abruzzo y Terra di Lavoro) que incluían las ciudades de Nápoles y Gaeta) con el título de Rey de Nápoles y Jerusalén. Los derechos sobre la aduana de Apulia, esto es, los impuestos recaudados por pastos, serían divididos a partes iguales.
- El acuerdo se mantendría en secreto hasta que el ejército francés hubiese llegado a Roma.
Ignorante del acuerdo, Federico I de Nápoles pidió ayuda a su pariente Fernando de Aragón para hacer frente a la amenaza francesa, y en marzo de 1501 Gonzalo Fernández de Córdoba penetró con sus tropas en Nápoles, supuestamente para asistir a Federico, pero con órdenes secretas de ocupar la zona asignada en el Tratado.
Don Gonzalo Fernández de Córdoba, "El Gran Capitán", por Diego de Siloé
Foto: Ricardo Bellver
En junio del mismo año, el acuerdo fue hecho público. El papa Alejandro VI lo aprobó, promulgando la deposición de Federico bajo pretexto de su colaboración con los turcos. El ejército francés de Bérault Stuart d´Aubigny ocupó su parte correspondiente.
Incapaz de enfrentarse a ambos contendientes, en octubre de 1501 Federico fue depuesto del trono de Nápoles y conducido a Francia, de donde se le prohibió salir. En compensación por la pérdida del reino recibió una pensión de 50.000 libras y el ducado de Anjou.
Sestino de Federico I (Fadrique) de Nápoles
La buena convivencia entre franceses y españoles no duraría mucho: ya fuera por desconocimiento de la geografía napolitana (cosa dudosa) o por mala fe de ambas partes, el tratado consideraba el reino de Nápoles como dividido en cuatro provincias, cuando ya desde los tiempos de Alfonso I estaba organizado en doce.
Pronto surgieron las desavenencias entre los aliados por la posesión de la franja geográfica que separaba sus respectivos territorios (las provincias de Capitanata, Basilicata y Principado), dando paso a los enfrentamientos armados en los que a lo largo de 1502 y 1503 los ejércitos de Gonzalo Fernández de Córdoba derrotarían a las tropas francesas en las batallas de Ruvo, Seminara, Ceriñola y Garellano. En enero de 1504 Luis XII se vio obligado a ceder la totalidad del reino de Nápoles a Aragón mediante la firma del Tratado de Lyon.
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