En estos días, impresionados por los esfuerzos del pueblo libio por sacudirse la tiranía que lo oprime desde hace décadas, es creciente el interés general por la historia de este antiguo país bañado por las aguas del Mediterráneo.
Se ven en las televisiones, resuenan en las emisoras de radio, se leen en los periódicos; nombres de los que nos habíamos olvidado por completo. Comenzamos a recordar lugares cuyas últimas referencias parecían ancladas en películas y documentales sobre la Segunda Guerra Mundial en África del Norte: Tobruk, Bengasi, Derna, Salum...
Vuelve a ondear la bandera roja, negra y verde con el creciente y la estrella blancos...comienzan a acordarse del Rey Idris...y es que Libia es algo más que el duro y extravagante régimen que la lleva oprimiendo desde 1969.
Hoy traemos a la consideración de nuestros amables lectores el recuerdo de una Orden italiana vinculada a Libia en sus orígenes: La Orden Colonial de la Estrella de Italia.
Desde su unificación nacional bajo Victor Manuel II y la casa de Saboya, el Reino de Italia buscó con ahínco incorporarse a la carrera colonial que los imperialismos europeos de la segunda mitad del siglo XIX estaban desarrollando. Participó en la decisiva Conferencia de Berlín de 1885 e inició la ocupación de los territorios de Somalia y Eritrea.
El sueño de un imperio italiano en el Cuerno de África se frustró con la sangrante derrota de Addua (1898) frente a las tropas abisinias de Menelik II que significó un punto y a parte para las aspiraciones de Roma en la zona.
Sin embargo la Historia concede a Italia una nueva oportunidad. Se trata de la Guerra Italo-Turca sostenida entre 1911 y 1912 y a consecuencia de la cual los entonces decadentes y vencidos otomanos deberán ceder a Italia el histórico archipiélago del Dodecaneso en el Egeo y la reina de los desiertos: Libia.
Para conmemorar este éxito el entonces Rey Victor Manuel III instituyó, motu proprio, el 18 de enero de 1914, la Orden Colonial de la Estrella de Italia, que debería recordar al mundo la conversión de Libia en colonia italiana y la reanudación de la construcción de un imperio italiano en África.
Originalmente la Orden fue concebida como una recompensa para los nativos de las colonias (Libia, Eritrea y Somalia) e italianos que se significaran en el desarrollo de las mismas y en la afirmación de Italia en suelo colonial.
En sus estatutos constaba expresamente que los italianos no podrían superar nunca la mitad del número máximo de miembros pera así favorecer la admisión de libios, eritreos y somalíes. Tras la conquista de Abisinia en 1935 y su incorporación al África Oriental Italiana en 1936, su concesión de amplió a los etíopes.
La insignia de la Orden consistía en una estrella de cinco puntas de esmalte blanco y oro en cuyo centro había un círculo rojo rodeado por una corona circular verde, con la cifra real de Victor Manuel III "VE" (Vittorio Emmanuele) coronada de oro. Bajo la cifra real se sitúa la fecha de 1911. Una gran corona real en oro une a la cinta la isignia colonial.
El reverso, muy sencillo, está formado por un circulo rojo de esmalte con las palabras "Al Merito Coloniale" rodeado a su vez de una fina corona circular de plata.
La cinta era roja con dos franjas en los extremos de color blanco y verde, quedando representado de esta manera el tricolor italiano
- Caballero Gran Cruz (máximo 4 concesiones)
- Gran Oficial (máximo 7 concesiones)
- Comendador (máximo 20 concesiones)
- Oficial (máximo 50 concesiones)
- Caballero (máximo 150 concesiones)
El Rey de Italia fue su Gran Maestre y las concesiones fueron siempre prudentes y limitadas en gran medida a los principales funcionarios del gobierno italiano en las colonias.
Tras la Segunda Guerra Mundial, que implicó la caída del Imperio Colonial Italiano, la Orden dejó de concederse, siendo su último Gran Maestre S.M. el Rey Humberto II.
El mítico Mariscal Erwin Rommel, "El Zorro del desierto", es condecorado con la Gran Cruz de la Orden Colonial de la Estrella de Italia en abril de 1942. Mandos italianos y soldados alemanes del "Afrika Korps" presencian la escena.
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