Cartel griego en apoyo a la Liga Balcánica de 1912
Fuente: AStyle
En 1912 tuvo lugar la Iª Guerra Balcánica, que enfrentó a Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro contra el decadente Imperio Otomano.
Como resultado de la misma los turcos cedieron diferentes territorios a las cuatro monarquías vencedoras, mientras que, en paralelo, Italia aprovechaba el conflicto para atacar a los otomanos y apoderarse de Libia y el Dodecaneso.
Él gobierno del Reno de Bulgaria decidió acuñar una medalla conmemorativa de estos hechos de armas con las efigies de los cuatro reyes participantes en esta alianza militar conocida como Liga Balcánica: Fernando I de Bulgaria, Nicolás I de Montenegro, Pedro I de Serbia y Jorge I de Grecia.
La Medalla Conmemorativa de la Liga Balcánica de 1912 y liberación de Macedonia es circular, de bronce, y su objetivo era conmemorar la liberación de Macedonia de los turcos gracias a las fuerzas coaligadas en la Liga Balcánica.
El anverso muestra cuatro medallones ovalados con los rostros de los cuatro monarcas aliadosje (en el sentido de las agujas del reloj desde la parte superior): Fernando I de Bulgaria, Jorge I de Grecia, Nicolás I de Montenegro y Pedro I de Serbia, todos ellos acompañados de una corona de laurel y rodeados por la incripción en cirílico: 'СЪРБИЯ • БЪЛГАРИЯ • ГЪРЦИЯ • ЧЕРНА-ГОРА' (Serbia. Montenegro. Bulgaria. Grecia).
Anverso de la Medalla de la Liga Balcánica de 1912
Fuente: www.medal-medaille.com
El reverso contiene una extensa inscripción en cirílico: "СПОМЕНЪ ОТЪ ВОЙНАТА НА БАЛКАНСКИТѢ ДЪРЖАВИ ЗА СВОБОДАТА НА" (en conmemoración de la Guerra de los países de los Balcanes por la Libertad de). La expresión "Macedonia" 'МАКЕДОНИЯ' , que completa el texto se halla sobre una filactería de honor. Bajo ella la fecha '1912' y todo ello dentro de una corona de laurel circular.
La firman los grabadores L.CHR.LAUER y NUERNBERG '.
Reverso de la Medalla de la Liga Balcánica de 1912
Fuente: www.medal-medaille.com
Durante la Primera Guerra Balcánica, y al contrario de lo esperado por el mando otomano, el Ejército búlgaro infligió una dura derrota a los turcos en Kırklareli el 22 de octubre de 1912
Una semana después obtenían una nueva victoria en Lule-Burgas, tras cuatro días de duros combates en los que los otomanos no lograron detener la ofensiva búlgara hacia Constantinopla. Los turcos se atrincheraron en la última línea defensiva de la capital, en Çatalca. Al mismo tiempo, comenzaban a asediar la fortaleza de Adrianópolis.
Tras estas victorias el Gobierno y el alto mando búlgaro abandonaron su anterior defensa de la autonomía de Macedonia para pasar a abogar por su anexión directa a Bulgaria. El 6 de noviembre de 1912, para alborozo de la opinión pública búlgara, los rusos mostraron su apoyo a la anexión de Adrianópolis a Bulgaria si la ciudad caía en sus manos.
Rusia, a pesar de su advertencia a la Liga para no comenzar las hostilidades, mantuvo una neutralidad benevolente con los aliados, enviando suministros militares a los búlgaros a pesar de la actitud oficial de su ministerio de Exteriores.
Fernando I rechazó la propuesta otomana de negociar un armisticio y, a pesar de la actitud del Gobierno, ordenó continuar el ataque hacia Constantinopla, con el apoyo de sus mandos militares.
Asalto búlgaro a posiciones otomanas según la visión del pintor Yaroslav Veshin
Ante la posibilidad de una inminente toma de la capital otomana por las victoriosas unidades búlgaras, las potencias enviaron buques de guerra a Constantinopla para proteger a sus ciudadanos de probables disturbios contra los cristianos. Se redobló la protección de las embajadas y se prepararon planes de evacuación de los residentes extranjeros. Las potencias aconsejaron a las autoridades búlgaras detener su avance y no tratar de tomar la ciudad, consejos que aceptó el Gobierno búlgaro pero no el monarca ni el alto mando, que defendió la captura de la capital otomana. El abastecimiento de las unidades que se acercaban a Constantinopla tuvo que realizarse por yuntas de bueyes a lo largo de caminos convertidos en barrizales por la intensas lluvias ante la ausencia de una línea férrea controlada por los búlgaros.
La prensa rusa, favorable a los búlgaros, reflejaba así a los soberanos de la Liga Balcánica de 1912. También en la Medalla, Fernando I de Bulgaria ocupa la cúspide visual de la alianza
El 17 de noviembre de 1912 las unidades búlgaras atacaron la línea defensiva otomana en Çatalca, que contaba con 190.000 hombres frente a los 176.081 atacantes, a pesar de la superioridad búlgara en artillería. La línea otomana protegía la capital. A pesar de las grandes bajas (entre 10.000 y 15.000 entre muertos y heridos), los búlgaros no lograron romper la línea otomana y detuvieron el asalto al día siguiente. El fracaso impidió una rápida victoria búlgara, la entrada en la capital otomana y la conclusión de una paz impuesta. La región era cenagosa, y el contagio del cólera y la disentería pronto mermó las filas búlgaras. En menos de una semana después del primer asalto a la línea defensiva otomana, cerca de 20.000 soldados búlgaros se hallaban enfermos de cólera. Las líneas de abastecimiento búlgaras eran también defectuosas y los militares aconsejaron evitar otro ataque frontal y comenzar las negociaciones con los otomanos.
Tras unas fracasadas negociaciones y la temporal vuelta a la lucha, la frágil paz quedó sellada mediante el Tratado de Londres de mayo de 1913.
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