Hoy 27 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, es un día de júbilo universal, pues suben a los altares dos grandes figuras de la historia de la Iglesia: los beatos papas Juan XXIII y Juan Pablo II, que a partir de esta fecha serán santos de pleno derecho, aunque ya lo fueran en el sentir del pueblo cristiano desde hace mucho tiempo atrás.
Su Santidad Juan XXIII falleció en Roma el 3 de junio de 1963. Su sucesor S.S. Pablo VI inició en 1965 el proceso de beatificación después de la clausura del Concilio Vaticano II. Juan XXIII fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000, junto con el S.S. el Papa Pío IX. Su fiesta litúrgica quedó fijada el 11 de octubre, día de la apertura del Concilio Vaticano II.
Cuando su cuerpo fue exhumado en el año 2000, corrió el rumor de que se hallaba incorrupto, pero fuentes del Vaticano lo negaron, recordando que había sido embalsamado. Sus restos actualmente descansan en la Basílica de San Pedro, en Roma.
Su Santidad Juan Pablo II falleció en Roma el 2 de abril de 2005. Después de su muerte, muchos católicos, desde el cardenal británico Cormac Murphy- O´Connor hasta L'Osservatore Romano, o su sucesor S.S. Benedicto XVI, se han referido a Juan Pablo II como Juan Pablo Magno. Aún no se sabe si este póstumo título se impondrá, ya que no existe ningún procedimiento formal para asignar este apelativo.
Miles de fieles católicos de todo el mundo demandaron que fuese canonizado tan pronto como fuera posible, gritando Santo Subito ("Santo ya") durante los actos de exposición pública de sus restos mortales y misas de funeral.
El 13 de mayo de 2005, el cardenal Camillo Ruini, vicario para la ciudad de Roma, dio formalmente por iniciado el proceso de beatificación de Juan Pablo II; para ello, Benedicto XVI concedió el 28 de abril dispensa del plazo de cinco años de espera después de la muerte requerido por el derecho canónico para iniciar el proceso de beatificación, de modo similar a como hizo el mismo Juan Pablo II con el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta.
El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios sobre su vida y los presuntos milagros, entre los que destaca el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien aseguró haber sido curada de la enfermedad de Parkinson gracias a la intercesión del Pontífice, que había fallecido dos meses antes.
En una misa que se celebró en la Plaza de San Pedro el mismo día, el papa Benedicto XVI aseguró que el proceso avanza «con rapidez». En tal fecha le fue concedido el título de Siervo de Dios.
El 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI lo declaró venerable. Un milagro atribuido a su intercesión fue analizado y considerado inexplicable según la ciencia, por lo que tras diversas reuniones, el papa Benedicto XVI autorizó la beatificación de Juan Pablo II en enero de 2011. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el 1 de mayo de 2011 (Domingo de la Divina Misericordia).
Sus restos mortales, que hasta entonces se encontraban en la Grutas Vaticanas, fueron trasladados hasta la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, contigua a la de la Piedad de Miguel Ángel.
Este proceso de beatificación ha sido catalogado como el más corto de la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de la madre Teresa de Calcuta. A pesar de ello, y según las declaraciones del portavoz vaticano, Padre Federico Lombardi, el proceso se ha hecho de manera minuciosa, con completos estudios sobre el milagro de la curación de sor Marie Simon y la propia vida del Pontífice.
El 5 de julio de 2013 el papa Francisco firmó el decreto que autorizaba la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII.
El 30 de septiembre del mismo año, se anunció que la ceremonia conjunta de canonización de ambos papas tendrá lugar el 27 de abril de 2014 (Domingo de la Divina Misericordia).
¡¡¡Santos Juan Pablo II y Juan XXIII, rogad por nosotros!!!
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