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La celebración del Viernes de Dolores es una antigua tradición mariana que siempre tuvo mucho arraigo en toda Europa y América, y aún hoy muchas de las devociones de la Santísima Virgen del tiempo de Semana Santa, tienen su día festivo o principal durante el Viernes de Dolores, que conmemora los sufrimientos de la Madre de Cristo durante la Semana Santa.
El Concilio Vaticano II consideró, dentro de las diversas modificaciones al calendario litúrgico, suprimir las fiestas consideradas "duplicadas", esto es, que se celebren dos veces en un mismo año; por ello la fiesta primigenia de los Dolores de Nuestra Señora el viernes antes del Domingo de Ramos fue suprimida, siendo reemplazada por la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre. Aún así, en la tercera edición del Misal Romano (2000), hay un recuerdo especial a los Dolores de la Santísima Virgen en la celebración ferial de ese día, introducida por San Juan Pablo II.
Virgen de los Dolores en el barroco colonial español
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La Santa Sede y las normas del Calendario Litúrgico contemplan que, en los lugares donde se halle fervorosamente fecunda la devoción a los Dolores de María y en sus calendarios propios sea tenida como fiesta o solemnidad, este día puede celebrarse sin ningún inconveniente con todas las prerrogativas que le son propias. (Cf. Tabla de los días Litúrgicos, Misal Romano).
En este día los católicos del mundo manifestamos nuestro fervor religioso en la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, incluyendo por ejemplo en la liturgia de la Misa la secuencia del Stabat Mater.
Durante la Primera Guerra Carlista, el Pretendiente Don Carlos (V) tomó la decisión de proclamar a la Virgen de los Dolores como Generalísima de los Reales Ejércitos de la Tradición y de crear un Estandarte presidido por la venerada imagen mariana:
“Queriendo dar a mi valiente ejército un nuevo testimonio que inmortalice su valor, acrisolada lealtad e inimitable decisión a favor de mis indisputables derechos al trono de mis augustos progenitores, y siendo el más noble, de más poderoso y suficiente influjo un Estandarte que, tremolado en los campos de sus victorias, señale éstas doquiera que se encuentre, transmitiéndolas a la posteridad más remota, he resuelto que en el día de mañana y a la hora de las ocho de ella, se celebre la bendición de él en la iglesia parroquial de San Juan, llevando por lema la divina imagen de la Virgen de los Dolores, generalísima de tantos fieles defensores de su fe, entregándose para su custodia al bravo regimiento de Lanceros de Navarra, que, rivalizando en intrepidez y férvido entusiasmo con los demás cuerpos de mi ejército, se ha hecho acreedor a esta distinción.
Dado en el Real Palacio de Estella, a primero de Agosto de 1835.- Rubricado de la Real mano.- a Don Luis de Villemur.”
Dado en el Real Palacio de Estella, a primero de Agosto de 1835.- Rubricado de la Real mano.- a Don Luis de Villemur.”
Bandera Generalísima del Ejército de Don Carlos (V)
«Declarada por mí, Generalísima de mis tropas, la Santísima Virgen de los Dolores, no he podido menos, movido de mi devoción y religiosa piedad, de distinguir con el título de Generalísimo al Real Estandarte que lleva por lema aquella divina imagen, y, por lo tanto, he venido a resolver, como resuelvo y mando, que esta augusta y real imagen no se rinda a persona alguna, ni aun a la mía, ni haga más honores ni saludo que al Santísimo Sacramento».
Tendréislo entendido y dispondréis lo conveniente a su cumplimiento.
Real de Estella, 2 de agosto de 1835.- Yo, el Rey.- Al Conde de Villemur.”
(S.M.C. Carlos V, Real Decreto sobre el Estandarte de la Generalísima. Estella, 2 de agosto de 1835).
Real de Estella, 2 de agosto de 1835.- Yo, el Rey.- Al Conde de Villemur.”
(S.M.C. Carlos V, Real Decreto sobre el Estandarte de la Generalísima. Estella, 2 de agosto de 1835).
La Generalísima tal y como se exhibe hoy en el Museo del Carlismo de Estella
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