Vista de las murallas y del castillo de la población de Torres Vedras
Foto: oesteglobal.biz
En el transcurso de las Guerras Napoleónicas, el Reino de Portugal había sido invadido por los franceses en 1807 y 1808. La familia Real había buscado refugio en Brasil mientras fuerzas británicas y portuguesas trataban de expulsar a los invasores de los principales puntos estratégicos del país lusitano.
Para garantizar la seguridad de la región de Lisboa, en noviembre de 1809 comenzaron las obras de las Líneas de Torres Vedras .
Se trataba de un ambicioso proyecto de dos líneas de fortificación construidas en secreto y. concebidas como último último baluarte del ejército expedicionario británico en tierras portuguesas, Fueron concebidas por Wellington como una cadena de trincheras y reductos desde el Atlántico hasta la ribera del Tajo, aprovechando una serie de dos cordilleras coronadas de cerros, a 40 y 20 km de la capital respectivamente, en cuyas cimas e inmediaciones se construirán defensas hasta septiembre de 1810.
Las fortificaciones fueron construidas por los portugueses con la supervisión de ingenieros británicos (el Teniente Coronel Sir Richard Fletcher y el Mayor John Jones). Cada reducto debería estar guarnecido por 200 a 300 soldados y equipado con un número de tres a seis cañones. Toda la vegetación de la zona fue talada para imposibilitar cualquier cobertura a un posible ataque francés, en incluso los cursos de agua serían desviados y utilizados para anegar fosos ante las colinas, algunas de cuyas faldas serán excavadas o voladas para convertirlas en muros que dificultasen cualquier intento de escalada.
La guarnición de las Líneas de Torres Vedras debería ser de unos 25.000 soldados portugueses y 2.500 británicos, y tras ellas aguardaría Wellington con un ejército de unos 60.000 hombres, adoptando una táctica defensiva que a la vez amenazara el flanco occidental de los ejércitos franceses en España.
Las Líneas fueron construidas con tal secretismo, que Massena llegó hasta ellas al año siguiente sin tener idea alguna de su existencia.
Mapa de situación de las dos líneas fortificadas de Torres Vedras
En efecto, en 1810 los ejércitos franceses penetraron en el norte de Portugal comandados por el mariscal André Masséna. Esta tercera invasión fue la última campaña militar de la Guerra Peninsular en suelo portugués. En agosto se apoderaron de la plaza fronteriza de Almeida e iniciaron la marcha hacia Lisboa. Se enfrentaron a las tropas luso-británicas en la Batalla de Buçaco, perdiéndola, pero reagrupándose rápidamente. Repuestos de este revés, los franceses reiniciaron la marcha hacia la capital. Desde Lisboa, británicos y portugeses fueron a ocupar sus posiciones en las Líneas de Torres Vedras. Los franceses llegaron a ellas el 14 de octubre de 1810, pero fueron incapaces de romper las defensas.
El mariscal Masséna
Wellington pasó el invierno de 1810-1811 en posición defensiva tras las líneas. Las tropas francesas invernaron también ante ellas, mostrándose incapaces de tomarlas al asalto y de incluso autoabastecerse, por lo que en marzo de 1811 Masséna reconoció lo insostenible de su situación y puso rumbo a la frontera española, hacia la fortaleza de Ciudad Rodrigo, punto estratégico en el camino de España hacia Portugal por Salamanca. La combinación del duro invierno en Torres Vedras, las privaciones y la apresurada retirada destruyeron prácticamente la capacidad combativa del ejército de Masséna.
El éxito defensivo de Wellington en Torres Vedras permitió a los británicos proseguir la campaña y desplazar las operaciones al sur, donde en mayo de 1811 tendría lugar la sangrienta batalla de La Albuera (Badajoz).
El Duque de Wellington retratado por Goya
El Duque de Wellington retratado por Goya
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La medalla que hoy les presentamos, forma parte de una serie de cuarenta, realizadas en 1820 por James Mudie, para conmemorar las victorias británicas durante las guerras contra Napoleón.
La Medalla de las Líneas de Torres Vedras es una pieza circular de bronce en cuyo anverso muestra al general romano Quinto Fabio Máximo que, por su táctica en la Segunda Guerra Púnica, mantuvo a Aníbal en jaque durante algún tiempo. En este caso se trata de realizar un símil entre Quinto Fabio y el propio Wellington.
El caudillo romano medita, ante un pliego, el plan de campaña. Viste al modo de la tipología "thoracata" y apoya su mano izquierda sobre un escudo legionario al que acompaña un casco. Tras él, una tienda de campaña abierta cuyo cortinaje se apoya en un simbólico tronco de roble. En el exergo el nombre y dignidad del prócer romano: "Fabius cunctator".
El caudillo romano medita, ante un pliego, el plan de campaña. Viste al modo de la tipología "thoracata" y apoya su mano izquierda sobre un escudo legionario al que acompaña un casco. Tras él, una tienda de campaña abierta cuyo cortinaje se apoya en un simbólico tronco de roble. En el exergo el nombre y dignidad del prócer romano: "Fabius cunctator".
Anverso de la Medalla de Torres Vedras
Foto: www.todocoleccion.net
En el reverso aparece una alegoría del río Tajo como adulto, recostado, de hercúlea musculatura, luenga barba y acompañado de una ánfora cuya agua se derrama fluyendo. Tras él se divisa el campamento británico con su tienda de mando y un árbol frutal.
En el exergo una inscripción en inglés que indica el lugar ocupado por las tropas de Su Graciosa Majestad junto al Tajo y la duración de la campaña: "Lines of Torres Vedras. The English Army on Tagus. 1810-1811"
Anverso de la Medalla de Torres Vedras
Foto: www.todocoleccion.net
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