SERVUS HISPANIARUM REGIS



lunes, 10 de junio de 2013

ECOS DE LA BODA DE LA PRINCESA MAGDALENA DE SUECIA

Archivo: Royal monograma de la princesa Madeleine de Sweden.svg
Monograma de la Princesa Magdalena de Suecia
Autor: Glasshouse
A las 16:05 del pasado sábado 8 de junio de 2013, S.A.R. la Princesa  Magdalena de Suecia entró en la Capilla del Palacio Real de Estocolomo para contraer matrimonio con el financiero estadounidense  Christopher O´Neill
Del brazo de su padre el Rey Carlos Gustavo XVI, la Princesa Magdalena de Suecia se dirige al altar de la Capilla Real.
Foto: Place Royal
Este recinto religioso ha sido testigo, desde 1754, de cinco enlaces reales, siendo el último el de la princesa Cristina, tía de la hija pequeña de los reyes Carlos Gustavo y Sofía de Suecia hace ya casi cuatro décadas. La última vez que se utilizó fue en el bautizo de la Princesa Stelle, hija de los Príncipes herederos Victoria y Daniel Westling, en 2011. El enlace ha supuesto un final de cuento de hadas para el tortuoso camino de la Princesa, que sufrió los vaivenes de su relación con Jonas Bergström, con el que estuvo ocho años que finalizaron cuando ella se enteró de sus infidelidades. 
Los novios arrodillados ante el altar de la Capilla del Palacio Real de Estocolmo. Delante de la Princesa se muestra la Corona de Elisabeth Hedvig Charlotta de 1778

La Princesa Magdalena de Suecia lució un vestido de Valentino elaborado en seda plisada con encaje de Chantilly en tono marfil, manga corta y cuello en forma de barco. El toque original y romántico del vestido fue el escote de la espalda, también en encaje. La cola, de cuatro metros, quedó cubierta por el velo, elaborado con organza de seda y delicados encajes, los mismos que llevaban los zapatos de la princesa Magdalena.
El vestido de novia de la Princesa Magdalena fue diseñado por el italiano Valentino
Foto: Vanitatis
En cuanto a la tiara, Magdalena no se decantó por la histórica diadema de siete camafeos elaborada con oro amarillo y perlas, que perteneció a la emperatriz Josefina y que se utilizó por primera vez en 1910. Así, prefirió dejar a un lado la tradición e hizo un guiño a sus padres, portando la tiara del rey Gustavo, un regalo de su padre a la reina Silvia por su décimo aniversario de boda en 1986. Además, y en recuerdo de su tía la Princesa Lilian, que falleció en el mes de marzo, Magdalena lució su brazalete preferido.
El Sr. Christopher O´Neill, con la venera de Comendador de la Orden de la Estrella Polar al cuello, besa la mano de su esposa. La Princesa Magdalena luce en su cabeza la Tiara del Rey Gustavo y en su muñeca izquierda el brazalete de la Princesa Lilian
Foto: Place Royal
Una vez finalizada la ceremonia religiosa, en sueco y en inglés, para que el novio y su familia pudieran ser partícipes de este día tan especial, y que fue oficiada por Lars-Göran Lönnermark, obispo emérito de Estocolmo y Michael Bjekhagen, predicador de la corte sueca -que profesa la religión luterana-, los recién casados abandonaron la Capillla Real. Fue entonces cuando se dispararon veintiún salvas  desde las instalaciones militares de Skeppsholmen. 
Los recién casados se dirigieron al exterior del Palacio Real, donde, tras saludar a la multitud, se dieron tres románticos besos. 
La Princesa Magdalena y el Sr. Christopher O´Neill a bordo del "Carruaje de las lámparas de plata"

Minutos después, Madgalena de Suecia y Chris O'Neill se subieron a la misma carroza real que utilizaron los reyes y los príncipes herederos. El carruaje, llamado el de las lámparas de plata, y tirado por cuatro caballos, recorrió las calles de Estocolmo escoltados por cuatro miembros de las caballerizas reales. 
El nuevo matrimonio se dispone a embarcar rumbo a Drottningholm
Foto: Vanitatis
Al final del trayecto, en la plaza de Evert Taube, y fieles a la tradición, embarcaron, junto a sus invitados, en uno de los botes reales hasta el palacio de Drottningholm, donde tuvo lugar el banquete nupcial con  SS.MM. los Reyes de Suecia como anfitriones. Este pequeño Versalles sueco es la residencia oficial de la Familia Real y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Fuente escrita: Artículo de José de Diego y Sara Madrid para Vanitatis
Desde "Salón del Trono" deseamos a los nuevos esposo toda la felicidad del mundo:
¡Länge leve bruden och brudgummen!

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