Vista panorámica
Foto: José Luis Filipo Cabana
El Monasterio de Iranzu está situado en un inigualable entorno histórico-artístico, en el municipio de Abárzuza (Navarra), cercano a la ciudad de Estella. Es de origen cisterciense y su construcción se prolonga desde el siglo XII hasta el XIV. Del conjunto de edificaciones medievales permanece la base de la Iglesia, el claustro, la sala capitular, las celdas de castigo, el locutorio y la cocina, correspondiendo el resto a sucesivas remodelaciones de los siglos XVI y XVII. Se encuentra en muy buen estado de conservación y rodeado de montes y entornos naturales de gran belleza.
Iranztu significa en euskera 'helechal'. En castellano equivaldría a "Santa María del Helechal", aunque también se ha traducido como "Santa María de la Plenitud".
El establecimiento de los monjes cistercienses de San Bernardo en Irantzu data de 1176. Surgió tras la donación de los terrenos donde se levantaría el cenobio por parte del obispo de Pamplona, Pedro de París, natural de Artajona, a su hermano Nicolás, para que allí fundara un monasterio de su orden.
Irantzu llegó a reunir vastas propiedades: tierras de cultivo, pastos, iglesias parroquiales, pueblos enteros, etc. que se extendían por toda Navarra y más allá de las fronteras de dicho Reino.
En el siglo XIV entra en un periodo crítico que llega hasta el siglo XV, siendo una de las causas la guerra civil que asoló Navarra.
Los efectos de la Desamortización de 1835 se evitaron temporalmente, pues los monjes pudieron permanecer en el Monasterio con protección de los carlistas, pero en 1839, tras el Convenio de Vergara, se vieron obligados a abandonar el recinto que pasó a ser propiedad del Estado.
Hasta el año 1942 estuvo totalmente abandonado.
El bello claustro de Santa María de Iranzu
Foto: José Luis Filipo Cabana
En 1942 la Fundación Príncipe de Viana inició una intensa reconstrucción del conjunto monástico. Un año más tarde se une a la restauración y se establece en el lugar, la comunidad religiosa de los Clérigos Regulares (Teatinos), quienes regentan hasta hoy el Monasterio.
La Iglesia presenta tres largas naves con crucero.
Varias ventanas iluminan el interior concentrándose la luz especialmente en el presbiterio, con el triple ventanal y rosetón central.
La sacristía es una estancia de la primera mitad del siglo XVII, de estilo manierista, con planta rectangular cubierta por bóveda de medio cañón con lunetos.
El exterior se impone por la fuerza y potencia de sus muros de sillería, reforzados por contrafuertes. A los pies se abre la sencilla portada de arco de medio punto abocinado, con simples vegetales y columnas lisas.
El claustro se comenzó a finales del siglo XII o comienzos del XIII y se prolongó hasta el XIV. La larga duración de las obras explica que del más puro estilo cisterciense, visible en la crujía lindante con la iglesia, se evolucione al estilo gótico imperante en el resto.
Las galerías de medio punto de la zona más primitiva dan paso a los diseños más complicados de arcos apuntados con trilóbulos interiores y ojos de buey de elaborada tracería, propios de un gótico pleno.De la misma evolución estilística participan la cubierta de crucería y los capiteles de hojas, donde las fórmulas esquemáticas del Cister van evolucionando a las más naturalistas del gótico.El lavatorio presenta planta poligonal y estilo gótico, aunque ha sido prácticamente reconstruido en la restauración de 1942.
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